Los beneficios que aporta el vendaje neuromuscular o kinesiotaping pueden ser explicados desde la neurofisiología, la neuromecánica y la fisiología muscular:
Gracias a la elasticidad del vendaje que es su principal característica y a la forma en que lo aplicamos, con la zona a tratar en posición de estiramiento (generalmente) pero sin estirar el vendaje. Debido a estas dos circunstancias, cuando la estructura a tratar vuelve a su posición inicial, la elasticidad del vendaje hace que se eleve ligeramente la piel formando pliegues cutáneos superficiales llamados ondas, arrugas o circunvoluciones, que aumentan el espacio celular subcutáneo donde se encuentran capilares sanguíneos y perilinfáticos; de esta forma aumenta la circulación local de la región en la que se aplica el kinesiotape.
El aumento del espacio celular subcutáneo que provoca el kinesiotape disminuye la presión de los mecanorreceptores ubicados en este espacio, y de esta forma se reducen las aferencias nociceptivas. Este aumento del espacio celular subcutáneo también mejora la circulación local, favoreciendo el drenaje de los detritos tisulares y de los mediadores inflamatorios acumulados en la zona lesionada.
Neurofisiológicamente, el kinesiotape aporta información exteroceptiva que es recogida por los mecanorreceptores ubicados en la piel y las fascias, y es transmitida en sentido aferente hacia el sistema nervioso central influyendo en la regulación del movimiento normal. A esto hay que añadirle el soporte externo que supone para la articulación, favoreciendo la biomecánica articular y el funcionamiento muscular.